En un evento inolvidable, Ricardo Arjona estuvo en Tenerife de visita, pero seguro que su paso ha dejado huellas y secuelas en todos los asistentes. Sus canciones en un simple CD tocan el corazón pero su directo te sacude el alma.
Estoy convencido de que hablo por boca de bastantes cuando aseguro que muchos no seremos los mismos tras este concierto. Una experiencia inolvidable en la que, a pesar de los miles de asistentes, todos -en algún momento- nos sentimos a solas con Ricardo, como si estuvieras con un amigo que te comprende, que sabe por lo que has pasado, que te acompaña en los buenos momentos, pero sobre todo en los malos.
Parte de la culpa de eso la tuvo la cuidada puesta en escena, que convirtió el escenario en nuestro propio barrio, con sus pisos, su peluquería, su bar, sus taxis, su gente, cada uno de ellos –nosotros- con sus propias historias, sus problemas e ilusiones, anhelos y secretos. Nadie puede negar la conexión de Arjona con el público, su complicidad, simpatía y cercanía, llegando quizá a su punto álgido cuando buscó entre el público a una señora mayor que se convirtió en protagonista de “Señora de las cuatro décadas”. Aunque destacar este momento sería hacer poca justicia a otros como cuando dio entrada a “Te conozco”, explicando las tonterías que todos, alguna vez, hemos pensado escribir a nuestras ex-parejas; o lo simpático que estuvo con el público en el intento de karaoke colectivo con “Minutos”, cosa totalmente innecesaria porque todos nos sabíamos sus letras de memoria o, como dicen más poéticamente los británicos: “de corazón” (by heart).
A pesar de unos problemas de sonido iniciales en las gradas que fueron rápidamente solucionados, el apartado audiovisual también nos hizo vibrar: su voz aún resuena en nuestro interior (¡qué diferencia con escucharle en un CD!); el acompañamiento musical fue impresionante, con unos músicos excelentes, participativos, muy compenetrados y que se notaba que disfrutaban junto a Ricardo en el escenario; no olvidemos la atmósfera creada por la iluminación y las proyecciones en las pantallas, que pasaba de ser íntima como el tenue resplandor de una vela en “Tarde (sin daños a terceros)” a ser espectacular y envolvente como en “Pingüinos en la cama”. Como nota curiosa les comento que las imágenes empleadas para acompañar la emocionante “Que nadie vea” pertenecen al vídeo musical “Viorar Vel Til Loftarasa” del muy recomendable grupo islandés Sigur Rós.
Pero sin duda, la maestría de este artista está en las letras de sus canciones. Cuando escuchas a Arjona por primera vez empiezas por pensar que te ha estado espiando, inspirándose en tu vida y sentimientos, pero expresándolos de una forma tan sincera y desgarradora que terminas por creer que él te conoce mejor que tú a ti mismo. En el concierto todo empezó con “Quinto Piso” (canción que da nombre a su último álbum), pero realmente se empezaron a desgarrar los corazones con su aparición en el escenario entonando “Acompáñame a estar solo”, a partir de ahí enganchó al público con temas como “Historia de taxi”, “Desnuda”, “Mojado”, “Quiero”, “Mujeres” o “Si el norte fuera el sur”, pero a todos se nos puso la piel de gallina y se nos rayaron los ojos (cuando menos) al encadenar, sin dar tregua a la melancolía, “Dime que no”, “Como duele”, “Cuando” y “Te conozco”. Es realmente catártico observar a tu alrededor y ver a casi todo el mundo emocionado y llorando, sintiéndose como tú: rodeado de miles de personas, pero sintiéndote a solas con Ricardo y tus recuerdos.
Ignacio M. García Medina para TenerifeDeNoche
Este es mi blog personal donde hablar de cosas divertidas, curiosidades y otras tonterías
Horripilante decoración
lunes, 18 de mayo de 2009
Reflexión sobre la eutanasia
Anoche mi madre y yo estábamos hablando de las cosas de la vida, cuando salió a colación el tema de la vida y la muerte, aborto y eutanasia, temas muy presentes en la agenda del gobierno socialista.
Estuvimos hablando sobre la muerte digna, el derecho a la vida y a la muerte, etc.
En un momento dado, le dije: "Mamá, nunca me dejes vivir en estado vegetativo, sin nada que hacer, dependiendo de toda clase máquinas y sofisticados aparatos y administrándome líquidos de una botella. Por favor, no quiero vivir así, por lo que te pido que me desenchufes de esos artefactos. PREFIERO MORIR"
Entonces mi madre me miró con cara de admiración, se levantó del sillón y desenchufó la tele, la Wii, el ordenador, el router, la BlackBerry, el iPod y tiró por el fregadero todas las cervezas.
Estuvimos hablando sobre la muerte digna, el derecho a la vida y a la muerte, etc.
En un momento dado, le dije: "Mamá, nunca me dejes vivir en estado vegetativo, sin nada que hacer, dependiendo de toda clase máquinas y sofisticados aparatos y administrándome líquidos de una botella. Por favor, no quiero vivir así, por lo que te pido que me desenchufes de esos artefactos. PREFIERO MORIR"
Entonces mi madre me miró con cara de admiración, se levantó del sillón y desenchufó la tele, la Wii, el ordenador, el router, la BlackBerry, el iPod y tiró por el fregadero todas las cervezas.
Pocas luces
Esta entrada pertenece al apagón que sufrió Tenerife el día 26 de marzo del 2009.
Estaba yo descargándome el último capítulo de Lost, chateando alegremente y refrescando cada dos minutos la página de inicio de Facebook –vamos, una mañana de jueves normal- cuando, de repente, se va la luz.
Me quedé en estado de shock y sin reaccionar durante algunos segundos en los que mi mente y mis sentidos dejaron de funcionar. En medio del bloqueo empecé a escuchar la voz de mi padre, a lo lejos, que me llamaba. Era un sonido muy tenue que se oía a lo lejos y retumbaba en mi mente. En realidad era que estaba gritándome desde el piso de arriba: “Ignacio, ¿se fue la luz?”
“¿Por qué piensas eso Papá?” – dije yo. Cuando se acercó a donde yo estaba le espeté: “¿Quizás sea, Papá, por el hecho de que se hayan apagado todos los aparatos eléctricos de la casa, no funcione ningún interruptor y los enchufes no den energía?”
La mezcla de tristeza y humillación en la cara de mi padre hizo que me avergonzara de mi reacción y le pidiera disculpas inmediatamente. “Lo siento Papá, uso el sarcasmo como mecanismo de defensa en las situaciones límite como ésta” - le dije tratando de reconfortarle.
Ahora es momento de mantener la calma y pensar con claridad, pensé. “Organicémonos”, le comenté a mi padre. “Ve a llamar a Unelco mientras yo compruebo una vez más los plomos”
Segundos después yo subía y bajaba los plomos como un poseso, mientras mi padre me decía que lo dejara, que había llamado a Unelco y que le habían dicho que era un apagón general en toda la isla. “Déjalo ya Ignacio”, gritaba mi padre mientras yo seguía subiéndolos y bajándolos desesperadamente. La escena parecía la típica película americana de un hospital en el que el médico sigue haciendo maniobras de reanimación aunque el aparato que hace beep beep dejó de hacerlo y quedó con una linea plana desde hacía minutos. “Doctor Sheldrake, déjelo ya, apártese, lo hemos perdido” - “No! Carguen los desfibriladores a potencia máxima una vez más! Noooooo!”
Una vez mi padre consiguió arrancarme del panel eléctrico (no sin esfuerzo), caí de rodillas al suelo, sollozando. En ese momento dejé a un lado todo egoísmo –aunque siguiera jodiéndome sobremanera haber dejado a la mitad la descarga del último capítulo de Lost- y empecé a pensar en esas pobres gentes que estaban sufriendo tanto o más que yo con el apagón: Los pasajeros del tranvía, quienes tendrían que ir caminando o incluso coger una guagua y llegarían antes a su destino, con lo molesto que es llegar con antelación a los sitios. Los que hubieran quedado atrapados en las escaleras mecánicas del Corte Inglés o Carrefour, que tendrían que esperar a que volviera la luz o a ser rescatados. (Ah no, ahora que lo pienso, las escaleras mecánicas son de las pocas cosas eléctricas que sin electricidad mantienen utilidad: pasan a ser escaleras normales). La gente con vitrocerámica, que no comerían caliente. Los pobres desdichados con termo eléctrico que se tendrían que dar duchas frías. Los funcionarios, que tendrían que jugar al solitario con una baraja de verdad…
Pero bueno, no todo tenía por qué ser malo. La conexión a Internet de mi BlackBerry funcionaba perfectamente y quise pensar en positivo y ver qué podía hacer sin electricidad. Tras darme cuenta de que estando soltero no hay nada interesante que hacer sin electricidad, me volvió a dar un ataque de ansiedad, máxime cuando comprobé que a mi móvil se le estaba acabando la batería. Decidí actuar con sensatez y raudo cogí el cargador y me dispuse a ir al Hospital donde, como tiene generador de emergencia, podría cargarlo en cualquier enchufe. Me las prometía muy felices y parecía que, por fin, todas mis cotizaciones a la Seguridad Social iban a estar justificadas pero, para mi desgracia, la puerta del garaje de mi casa no funcionaba, con lo que tuve que descartar la idea.
Además, como persona analítica y racional que soy, deduje que el hecho de que la puerta del garaje tampoco funcionara, tenía que significar algo. Dios no quería que saliese de mi casa. Sí amigos, Dios. A pesar de ser ateo, en los momentos de vida o muerte me aferro a su existencia para que las cosas tengan sentido.
Como decía, el hecho de que la puerta no funcionara quizás escondía un mensaje y entonces empecé a plantearme cuál de estas dos razones que asaltaban mi mente sería la más lógica y plausible: 1) En realidad todo se trataba de un brote vírico originado en Caletillas, que transformaba a los infectados en zombies que iban destruyéndolo todo a su paso en busca de cerebros que devorar y de los que alimentarse (si en vez de en Caletillas el brote hubiera estallado en el Parlamento, el contagio hubiera quedado en nada por inanición de los portadores). 2) Se trataba de un ataque terrorista islámico contra la central eléctrica. Probablemente una célula de San Isidro quienes, indignados por mi vídeo de Pachá San Isidro, decidieron golpear donde más me dolería.
En cualquier caso lo mejor sería quedarme en casa asegurando puertas y ventanas y hacer lo que cualquier persona sensata haría en esta situación: aprovechar la batería de mi portátil para escribir el que muy probablemente podría ser mi último post, éste. Confiando en que sea un simple apagón y poderlo colgar en Facebook y mi blog cuando vuelva o, si mis temores se confirman y se trata del Fin de los Días, que alguna civilización extraterrestre o venidera encuentre este mi legado y lo postee.
Estaba yo descargándome el último capítulo de Lost, chateando alegremente y refrescando cada dos minutos la página de inicio de Facebook –vamos, una mañana de jueves normal- cuando, de repente, se va la luz.
Me quedé en estado de shock y sin reaccionar durante algunos segundos en los que mi mente y mis sentidos dejaron de funcionar. En medio del bloqueo empecé a escuchar la voz de mi padre, a lo lejos, que me llamaba. Era un sonido muy tenue que se oía a lo lejos y retumbaba en mi mente. En realidad era que estaba gritándome desde el piso de arriba: “Ignacio, ¿se fue la luz?”
“¿Por qué piensas eso Papá?” – dije yo. Cuando se acercó a donde yo estaba le espeté: “¿Quizás sea, Papá, por el hecho de que se hayan apagado todos los aparatos eléctricos de la casa, no funcione ningún interruptor y los enchufes no den energía?”
La mezcla de tristeza y humillación en la cara de mi padre hizo que me avergonzara de mi reacción y le pidiera disculpas inmediatamente. “Lo siento Papá, uso el sarcasmo como mecanismo de defensa en las situaciones límite como ésta” - le dije tratando de reconfortarle.
Ahora es momento de mantener la calma y pensar con claridad, pensé. “Organicémonos”, le comenté a mi padre. “Ve a llamar a Unelco mientras yo compruebo una vez más los plomos”
Segundos después yo subía y bajaba los plomos como un poseso, mientras mi padre me decía que lo dejara, que había llamado a Unelco y que le habían dicho que era un apagón general en toda la isla. “Déjalo ya Ignacio”, gritaba mi padre mientras yo seguía subiéndolos y bajándolos desesperadamente. La escena parecía la típica película americana de un hospital en el que el médico sigue haciendo maniobras de reanimación aunque el aparato que hace beep beep dejó de hacerlo y quedó con una linea plana desde hacía minutos. “Doctor Sheldrake, déjelo ya, apártese, lo hemos perdido” - “No! Carguen los desfibriladores a potencia máxima una vez más! Noooooo!”
Una vez mi padre consiguió arrancarme del panel eléctrico (no sin esfuerzo), caí de rodillas al suelo, sollozando. En ese momento dejé a un lado todo egoísmo –aunque siguiera jodiéndome sobremanera haber dejado a la mitad la descarga del último capítulo de Lost- y empecé a pensar en esas pobres gentes que estaban sufriendo tanto o más que yo con el apagón: Los pasajeros del tranvía, quienes tendrían que ir caminando o incluso coger una guagua y llegarían antes a su destino, con lo molesto que es llegar con antelación a los sitios. Los que hubieran quedado atrapados en las escaleras mecánicas del Corte Inglés o Carrefour, que tendrían que esperar a que volviera la luz o a ser rescatados. (Ah no, ahora que lo pienso, las escaleras mecánicas son de las pocas cosas eléctricas que sin electricidad mantienen utilidad: pasan a ser escaleras normales). La gente con vitrocerámica, que no comerían caliente. Los pobres desdichados con termo eléctrico que se tendrían que dar duchas frías. Los funcionarios, que tendrían que jugar al solitario con una baraja de verdad…
Pero bueno, no todo tenía por qué ser malo. La conexión a Internet de mi BlackBerry funcionaba perfectamente y quise pensar en positivo y ver qué podía hacer sin electricidad. Tras darme cuenta de que estando soltero no hay nada interesante que hacer sin electricidad, me volvió a dar un ataque de ansiedad, máxime cuando comprobé que a mi móvil se le estaba acabando la batería. Decidí actuar con sensatez y raudo cogí el cargador y me dispuse a ir al Hospital donde, como tiene generador de emergencia, podría cargarlo en cualquier enchufe. Me las prometía muy felices y parecía que, por fin, todas mis cotizaciones a la Seguridad Social iban a estar justificadas pero, para mi desgracia, la puerta del garaje de mi casa no funcionaba, con lo que tuve que descartar la idea.
Además, como persona analítica y racional que soy, deduje que el hecho de que la puerta del garaje tampoco funcionara, tenía que significar algo. Dios no quería que saliese de mi casa. Sí amigos, Dios. A pesar de ser ateo, en los momentos de vida o muerte me aferro a su existencia para que las cosas tengan sentido.
Como decía, el hecho de que la puerta no funcionara quizás escondía un mensaje y entonces empecé a plantearme cuál de estas dos razones que asaltaban mi mente sería la más lógica y plausible: 1) En realidad todo se trataba de un brote vírico originado en Caletillas, que transformaba a los infectados en zombies que iban destruyéndolo todo a su paso en busca de cerebros que devorar y de los que alimentarse (si en vez de en Caletillas el brote hubiera estallado en el Parlamento, el contagio hubiera quedado en nada por inanición de los portadores). 2) Se trataba de un ataque terrorista islámico contra la central eléctrica. Probablemente una célula de San Isidro quienes, indignados por mi vídeo de Pachá San Isidro, decidieron golpear donde más me dolería.
En cualquier caso lo mejor sería quedarme en casa asegurando puertas y ventanas y hacer lo que cualquier persona sensata haría en esta situación: aprovechar la batería de mi portátil para escribir el que muy probablemente podría ser mi último post, éste. Confiando en que sea un simple apagón y poderlo colgar en Facebook y mi blog cuando vuelva o, si mis temores se confirman y se trata del Fin de los Días, que alguna civilización extraterrestre o venidera encuentre este mi legado y lo postee.
Consejos para escribir bienísimo
25 trucos para escribir bienísimo:
1. Evita los tópicos como a la peste (son algo muy manido)
2. Emplea lenguaje asaz sencillo
3. El uso de paréntesis (aunque relevantes) ha de ser evitado
4. Intenta no usar abreviaturas, etc. Aunque sólo en una de cada 5 frases aprox.
5. Y nunca empieces por una conjugación
6. Las palabras extranjeras no son apropiadas para su speech, ok?
7. NUNCA debes generalizar
8. Evita el uso de citas. Como dijo Julio Iglesias: "Odio las citas"
9. Las comparaciones son tan malas como los tópicos
10. No seas redundante, no uses más palabras de las necesarias, es innecesariamente irrelevante
11. Intenta ser más o menos específico
12. ¿Frases de una sola palabra? Nunca.
13. Las analogías escribiendo son como plumas al viento
14. La voz pasiva ha de ser evitada
15. Si algún lugar es incorrecto para poner un verbo, el final de una frase lo es
16. Evita coloquialismos. No lo hagas ni grifado.
17. ¿Quién necesita preguntas retóricas?
18. Trata de no abusar de la nostalgia, ésta ya no es lo que era
19. La exageración es un billón de veces peor que las comparaciones
20. Evita dejar frases inacab
21. No uses palabras sinónimas, equivalentes, parecidas o semejantes en una misma frase, oración, enunciado o máxima
22. Evita las repeticiones, evitando así repetir y repetir lo que ya has repetido repetidamente
23. Use: correctamente. Los signos: de, puntuación;
24. No utilices nunca doble negación
25. Por último, relee todo el texto para ver si palabras
1. Evita los tópicos como a la peste (son algo muy manido)
2. Emplea lenguaje asaz sencillo
3. El uso de paréntesis (aunque relevantes) ha de ser evitado
4. Intenta no usar abreviaturas, etc. Aunque sólo en una de cada 5 frases aprox.
5. Y nunca empieces por una conjugación
6. Las palabras extranjeras no son apropiadas para su speech, ok?
7. NUNCA debes generalizar
8. Evita el uso de citas. Como dijo Julio Iglesias: "Odio las citas"
9. Las comparaciones son tan malas como los tópicos
10. No seas redundante, no uses más palabras de las necesarias, es innecesariamente irrelevante
11. Intenta ser más o menos específico
12. ¿Frases de una sola palabra? Nunca.
13. Las analogías escribiendo son como plumas al viento
14. La voz pasiva ha de ser evitada
15. Si algún lugar es incorrecto para poner un verbo, el final de una frase lo es
16. Evita coloquialismos. No lo hagas ni grifado.
17. ¿Quién necesita preguntas retóricas?
18. Trata de no abusar de la nostalgia, ésta ya no es lo que era
19. La exageración es un billón de veces peor que las comparaciones
20. Evita dejar frases inacab
21. No uses palabras sinónimas, equivalentes, parecidas o semejantes en una misma frase, oración, enunciado o máxima
22. Evita las repeticiones, evitando así repetir y repetir lo que ya has repetido repetidamente
23. Use: correctamente. Los signos: de, puntuación;
24. No utilices nunca doble negación
25. Por último, relee todo el texto para ver si palabras
Poema en árabe, espero lo disfruten tanto como yo
تحت نظام ملكي برلماني. الملك منصبه فخري و رن و واحدئيس الوزراء ه
الحاكم الفعلي للبلاد. البرلمان الإسباني مقسم الى مجلسين واحد للأعيا
وعدد أعضاء يبل عين و واحد للنواب و عدد نتائج الانتخابات نائب. نتائج
الانتخابات الأخير مباشرة من أصبحت الشعبسنوات، بينما كل سنوات، بينما
يعين عنتخاباتضو من مجلس ا الشعب أيضاً. رئيس الوزراء و الوزراءيتم ماعية و تعيينهمللأعيان
Qué hermoso, ¿verdad?
Yo casi lloro donde dice: قبل البرلمان اعتماداً على نتائج
الحاكم الفعلي للبلاد. البرلمان الإسباني مقسم الى مجلسين واحد للأعيا
وعدد أعضاء يبل عين و واحد للنواب و عدد نتائج الانتخابات نائب. نتائج
الانتخابات الأخير مباشرة من أصبحت الشعبسنوات، بينما كل سنوات، بينما
يعين عنتخاباتضو من مجلس ا الشعب أيضاً. رئيس الوزراء و الوزراءيتم ماعية و تعيينهمللأعيان
Qué hermoso, ¿verdad?
Yo casi lloro donde dice: قبل البرلمان اعتماداً على نتائج
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